jueves, 20 de enero de 2011

Uno que se va

Después de casi 1000 programas Ángel Martín se despide de "SLQH". Me da pena porque me gustaba mucho. Pero Ángel Martín es, ante todo, un gran cómico. De todos los monólogos que tengo de él (bendito Internet y programas de descargas) os dejo la historia del melocotón que murió por culpa tuya. No tengo palabras para deciros lo mucho que me gusta este monologo y es que siempre que lo veo me muero de la risa. Espero que os guste.


lunes, 27 de diciembre de 2010

Nuevo intento - Guión

No me gusta como hice la historia anterior... a lo mejor no estoy hecha para las historias cómicas... De todas formas os prometí una historia... Hace algún tiempo, unos dos años, escribí un guión... Me dí cuenta que siempre que intentaba escribir una historia había demasiados diálogos así que intente escribir un guión. Este fue el resultado. Es un guión de un corto que jamás se rodará así que os lo incluyo ya entero. Espero que os guste. Tiene sus defectillos pero… es mi primer (y posible que único) guión… y le tengo algo de cariño… Por no tener, el pobre no tiene ni titulo… Y aprovechando ¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO A TODOS!!!!

GUIÓN

El lugar es un despacho de un psiquiatra. Se encuentran sentados una mujer y un hombre. Ella esta sentada en un sillón y él en un sofá del mismo color y modelo que el sillón donde se encuentra la mujer.

MIRANDA:

¿Le importa si hoy no hablamos?

PSIQUIATRA:

Muy bien. ¿Prefiere que nos quedemos callados toda la hora?

MIRANDA:

Me gustaría sí… aunque sería algo raro ¿verdad? Toda la hora mirándonos sin decir nada… ¿podríamos leer un rato? Usted tiene muchos libros…

PSIQUIATRA:

¿Quiere leer alguno de mis libros? Es muy posible que no le gustaran.

MIRANDA:

Puede que sí… a mi me gusta mucho leer… aunque imagino que son muy técnicos… Pero bueno, a lo mejor, al leerlos empiezo a entenderme, o no… no lo se…

PSIQUIATRA:

¿Necesita entenderse?

MIRANDA:

A veces sí… Es extraño ¿verdad? Unas veces digo que me entiendo muy bien y otras veces, como hoy, le pido un libro suyo para conocerme algo mejor pero… estamos hablando y hoy prefiero no hablar…


PSIQUITRA:

¿Le ha pasado algo hoy para no preferir hablar? Porque no, por ejemplo, ha anulado la cita.

MIRANDA:

Porque pensé que sería descortés… o puede ser que me guste venir… no lo tengo claro ¿usted que cree?

PSIQUIATRA:

Yo no tengo que creer nada, Miranda, lo tiene que creer usted ¿Por qué cree que ha venido?

MIRANDA:

Me gusta venir cada semana… supongo que me siento segura. Es posible que este sea el único sitio mío propio… es el único sitio que siento que soy yo la protagonista ¿es egocéntrico pensar así verdad?

PSIQUIATRA:

Es normal en usted. El resto de su tiempo lo pasa cuidando de la gente que la rodea… es normal que necesite de un sitio propio y suyo…


MIRANDA:

Llevamos 6 meses y seguimos llamándonos de usted… Sin embargo me gusta… prefiero que no nos tuteemos… tiendo hacerme amiga de todos aquellos que me rodean y, tarde o temprano, me disgusta. Me gusta esto de tener una relación profesional aunque sea de médico y paciente. Nunca me han llamado de usted. Me gusta esa sensación de respeto.

PSIQUIATRA:

¿Ha vuelto a tener esos sueños?

MIRANDA:

No quería hablar ¿lo recuerda?

PSIQUIATRA:

Muy bien Miranda. Nos callaremos un rato.

MIRANDA:

Gracias. (Se recuesta en el sofá y cierra los ojos)

Se quedan callados. Miranda se echa en el sofá y cierra los ojos y sus pensamientos se van lejos de allí, a ese lugar donde se siente bien y su cara lo refleja.

Ahora Miranda tiene 13 años y sigue en la misma sala donde estaba con el psiquiatra, sólo que en vez de estar su médico está su hermana de 16 años.

MIRANDA:

Hoy no me apetece hablar.

RAQUEL:

¿Conmigo tampoco?

MIRANDA:

Sí, contigo sí. Contigo siempre me apetece hablar ya lo sabes.

RAQUEL:

Pues cuéntame que te pasa. Cuéntame porque no quieres hablar con el Psiquiatra hoy.

MIRANDA:

Temo que un día deje de considerarme normal…

RAQUEL:

Pero tú no eres normal. Eso es lo que te diferencia del resto de la gente. De todos esos borregos que pasan los días sin importarles como vivirla. Tú eres única entre todos. No quieras ser normal.

MIRANDA:

Pero a veces me gustaría ser como el rest…

RAQUEL:

¡NO! (Raquel se levanta y la mira enfadada) ¡No digas que quieres ser como el resto! ¡Yo no quiero que seas como el resto! Si fueras como ellos no vendría a verte

Miranda la mira asustada mientras se incorpora

MIRANDA:

¡No puedes dejarme sola! (ahora su voz suena como un susurro) No digas que vendrás a verme… No sé que haría sin ti…. (su cara es una súplica)


RAQUEL:

¡Pues no quieras ser como los demás! (su voz se va convirtiendo en maternal, se ha sentado junto a su hermanal) Tú eres única, Miranda, no puedes ser como ellos. (a la vez que le dice estas palabras le acaricia el pelo). Cuéntame que has soñado para estar tan asustada.

MIRANDA:

Es de los peores sueños que he tenido nunca… me da miedo que te asustes…

RAQUEL:

Jamás me asustare de ti. Eres mi hermana y siempre te entenderé.

MIRANDA:

Bien… Estoy en casa, llevo un vestido precioso, color verde. Estoy en la cocina preparando la comida, es muy raro porque voy vestida como muy elegante para cocinar... Bueno da igual, el caso es que estoy dándole vueltas al contenido de una olla y viene Juan... Pero es Juan con la cara de mi psiquiatra… y yo lo veo lo más normal del mundo. Es como si mi psiquiatra fuera mi marido... no se si me explico... Es como si Juan y mi psiquiatra fueran una misma persona... El caso es que al llegar junto a mi me besa en el cuello muy tiernamente y me gusta mucho esa sensación... pero en ese momento me mancho el vestido con un poco de grasa y... (silencio)

RAQUEL:

Sigue...

MIRANDA:

(esta en silencio decidiendo como contárselo) Pues... en ese momento me enfado y con el cuchillo que tengo en la mano... más bien... con el cuchillo que me aparece en la mano... acuchillo a Juan-psiquiatra... Pero no es como las otras veces que me veía acercándome a mi victima y jamás veía que pasaba después... Esta vez le acuchillo varias veces... con mucha rabia... como si mancharme fuera lo peor que me hubiera pasado jamás y que él fuera el único culpable... ¡No paro de acuchillarlo! Raquel ¿lo entiendes? ¡Cada vez voy a peor... estoy peor! Hasta ahora nunca había llegado asesinar en mis sueños y hoy... No puedes imaginar las veces que se lo clave... (se cubre las manos sollozando)

RAQUEL:

¿Y después que sucede? (la voz de Raquel es suave y tranquila)

MIRANDA:

Sonrío...

Miranda tiene la cabeza agachada de tristeza. Raquel sonríe y Miranda no lo ve.

Miranda se despierta y ahora se ve otra vez el despacho del Psiquiatra con Miranda y su médico. Ella vuelve a tener 35 años. Sigue tumbada en el sofá y mira hacia el techo. Él, que hasta ese momento se supone que ha estado cogiendo apuntes, deja a un lado el cuaderno de las anotaciones y se inclina hacia delante.

PSIQUIATRA:

Miranda ¿estabas con tu hermana?

MIRANDA:

Si... sé que prefiere que hable con usted pero... a veces me resulta imposible... necesito hablar con ella...

PSIQUIATRA:

¿Y como esta?

MIRANDA:

¿Sí esta enfadada por haberla relegado para hablar con usted?

PSIQUIATRA:

Por ejemplo.

MIRANDA:

Bueno ya le conté... al principio no se tomo muy bien cuando le dije que tenia que dejar de hablar con ella un tiempo porque debía hacerlo con usted. Se quedo en silencio y después me pregunto que no lo entendía... que porque iba a preferir hablar con usted y no con ella... que ella era mi hermana, mi familia, mi sangre... Le dije lo que usted me dijo, que solo era por un tiempo, para tener la oportunidad de cogerle confianza a usted y que después volveríamos a lo de siempre, volvería a confiar solo en ella... Me dijo que lo que usted quería era separarnos. Que usted tenía la absurda idea de creer que ella no era real y que lo hacía únicamente porque usted creía que así lograría hacérmelo ver a mí también y que cuando me acostumbrara a no hablar con ella me daría cuenta de eso y dejaría de hacerlo para siempre... Y que eso era una tontería porque ella era muy real. Me pregunto si yo creía que ella no era real. Me pareció una pregunta absurda porque ¿cómo no va ser real? Y le respondí que de la misma forma que yo era real... todos somos reales ¿pero como no vamos a ser reales? Entonces me dijo que bueno que usted ya se daría cuenta solito que aunque pasara mil años siempre iba a querer hablar con ella... Me pareció una afirmación algo tonta porque ¿cómo voy a dejar de hablar con mi hermana? Y el resto fueron cosas que no le entendía...

PSIQUIATRA:

¿Cómo qué?

MIRANDA:

Uf... nose... es que como no entendía que quería decir... Creo que dijo algo como que usted no iba a conseguir lo que pretendía... que muchos antes que usted habían intentado lo mismo... que si Juan no lo había conseguido que usted menos... que ya se encargaría ella... Yo pensé que era por lo de mis sueños, que no iba a poder ayudarme con mis sueños... como hasta ahora nadie lo había conseguido...

PSIQUIATRA:

¿Y tú que le dijiste?

MIRANDA:

Pues le pregunte si se refería a mis sueños... a dejar de soñarlos... Y me dijo que sí con la cabeza... Entonces le dije que yo no estaba de acuerdo, que yo creía que usted si iba ayudarme, que era diferente y que por primera vez confiaba en alguien además que en ella... Creo que se disgusto algo al contradecirla, pero duró poquito. Al poco ya empezamos hablar de nuestras cosas.

PSIQUIATRA:

Me alegro que fueras capaz de contradecirla por defender nuestra terapia ¿es la primera vez que la contradice?


MIRANDA:

¡Oh no! Acuérdese que le conté que hace unos años también lo hice...

PSIQUIATRA

Si, lo recuerdo. Fue hace unos 20 años ¿verdad? un día que murió un vecino ¿no?

MIRANDA:

Si... (su voz ahora suena muy débil)

PSIQUIATRA:

¿Cree que hoy puede recordar lo que pasó ese día? Ya ha admitido que confía en mí. Y sabe que puede contármelo.

MIRANDA:

Confió en usted mucho más de lo que he confiado en nadie... pero sigo sin recordar lo que sucedió... (su voz es apagada, como si hablara con ella misma) Solo recuerdo pequeños fragmentos de imágenes... Recuerdo que estábamos los tres, mi hermana, mi vecino y yo... recuerdo que en un momento dado discutieron ellos dos por un tema que no logro acordarme y que yo estaba a favor de él... y no recuerdo más... Lo siguiente que recuerdo es que él esa noche desapareció y lo encontraron, a las semanas, muerto en un riachuelo que pasaba cerca de donde vivíamos... Sí... pobre Iván...

PSIQUIATRA:

¿Se llamaba Iván?

MIRANDA:

Claro (su voz ya suena normal), ya le dije que se llamaba Iván.

PSIQUIATRA:

No Miranda, es la primera vez que me dices como se llamaba.

MIRANDA:

¿De verdad? Es extraño... no tengo la sensación de haber olvidado su nombre...

PSIQUIATRA:

Eso es bueno, Miranda, eso significa que va recordando cosas... es posible que con el tiempo pueda decirme que paso realmente esa tarde.

MIRANDA:

Pero sigo sin entender porque quiere saber que paso esa tarde... no lo entiendo...

PSIQUIATRA:

Porque es muy posible que ese fuera su comienzo de los sueños... recuerda que empezó a tenerlos muy poco tiempo después de esa tarde y los primeros fueron, principalmente, sobre Iván, su hermana y ese día.

MIRANDA:

Bueno, usted es el doctor ¿no?...

PSIQUIATRA:

Muy bien, Miranda, ya ha acabado nuestra hora de hoy. La próxima semana nos veremos. Debo decirle que hoy hemos adelantado mucho. Si quiere en la próxima sesión me puede contar el sueño que ha conseguido que hoy no quisiera hablar durante un rato...

MIRANDA:

Bueno... preferiría que... bueno... no... o al menos no en un tiempo...


PSIQUIATRA:

Muy bien, como prefieras.

Se levantan los dos y se dirigen a la puerta. Una vez allí se dan la mano mientras se despiden.

PSIQUIATRA:

Hasta el próximo día, Miranda. Ahora mi secretaria le cogerá hora para la próxima semana.

MIRANDA:

Muchas gracias.


Miranda se aleja mientras él se queda mirando como cruza el pasillo para ir a recepción y coger hora. Se queda esperando y observa como su secretaria abre la agenda y le da una hora. Después Miranda se despide y se va. El psiquiatra se acerca a la mesa de su secretaria y comprueba que la semana que viene Miranda ha cogido hora. Sin mirar a su secretaria se dirige de nuevo a su consulta. Allí coge el teléfono, marca un número que ya conoce y espera que alguien conteste. No se oye la voz del otro lado de la línea.

PSIQUIATRA:

Hola. Si, la semana próxima también vendrá. (silencio) Va lento pero poco a poco se va abriendo a mi. Hoy me ha dicho un nombre para el chico. Iván... (silencio) Lo sé, no es el nombre que necesitaba oír pero debe tener paciencia, poco a poco ira recordando el nombre real y recordará que es su hermano y no su vecino. (silencio) Eso es lo que la esta bloqueando, no recordar a su hermano. (silencio) De momento he conseguido que defienda nuestras citas delante de Raquel (silencio). Es comprensible, en ella, que recuerde a su hermana y no a su hermano. No recordando a Oscar y sí recordándola a ella, sin recordar lo que hizo, es una manera de defenderla, de auto mentirse. Si recordara lo que le sucedió a Oscar no podría perdonar a su hermana y de esta forma estaría sin los dos. Así tiene a su hermana aunque sea en su imaginación. (silencio). Comprendo, sé que es duro para usted pero debe tener paciencia con ella. Tarde o temprano comprenderá la verdad de todo y podrá vivir su vida real. Hoy ha dado un paso importante al ponerle nombre al chico, así lo hace más real. Con el tiempo le dará cara y entonces sabrá quien era realmente y que sucedió. Todo saldrá bien (silencio). Claro. Un saludo. (silencio)


Cuelga el teléfono. Se sienta un el sillón y repasa las notas que ha ido cogiendo en su conversación con Miranda.


Otro día. Despacho del psiquiatra con él y Miranda. Ha pasado una semana. Miranda va un poquito más arreglada que la otra vez. Él lleva el mismo traje pero diferente camisa. Están sentados como la otra vez, como se sientan siempre.


PSIQUIATRA:

¿Qué tal te ha ido la semana Miranda?

MIRANDA:

Bien… normal…

PSIQUIATRA:

Cuéntame que has hecho.

MIRANDA:

No muchas cosas… he ido de compras.

PSIQUIATRA:

¿Para ti o para la casa?

MIRANDA:

Para mí…

PSIQUIATRA:

Eso esta muy bien. Qué te has comprado Miranda.

MIRANDA:

Este vestido…

PSIQUIATRA:

Precioso.

MIRANDA:

Gracias… y un conjunto de bufanda y gorro para el invierno y un par de camisetas…

PSIQUIATRA:

Muy bien, empiezas a pensar en ti. ¿Cómo te encuentras hoy?

MIRANDA:

Bien… la verdad es que me siento bien…

PSIQUIATRA:

¿Crees que hoy podemos hablar de Juan?


La cara de Miranda se vuelve triste. Mira al suelo

MIRANDA:

Si… ¿Cree que es importante…?

PSIQUIATRA:

Miranda, ese día sufriste un ataque de nervios del que no has podido recuperarte. Tenemos que hablar de ese día para que pueda ayudarte.

MIRANDA:

Muy bien… pero… no se si recordare todo… ¿Puedo acostarme para hablar?

PSIQUIATRA:

Sabes que sí.

Miranda se queda pensativa, como ordenando sus ideas

MIRANDA:

He intentado pensar que nunca sucedió… incluso he pensado que Juan jamás llego a existir, que sólo fue producto de mi imaginación los años que pasamos juntos… Supongo que pensé que así sería más fácil. Tampoco quería hablar con usted de él porque entonces no había marcha atrás, él se había ido y no había más que hablar… (silencio). Juan y yo llevábamos casados 5 años… no es mucho ¿verdad? Sin embargo nos conocíamos como si llevásemos 30 años juntos. A veces me decía que ya no íbamos a sorprendernos nunca pero no lo decía triste, sino contento, como si eso fuera bueno. Yo no pensaba así… Yo creía que, aunque yo sí lo conocía bien a él, él no me conocía a mi y que el día que lo hiciese se marcharía para siempre. Mi hermana me decía que no me preocupase por eso que sí me dejaba al conocerme no merecía mucho la pena pero… yo sí creía que Juan merecía la pena… Siempre me trataba muy bien y me hacía reír… (silencio). Esa noche Juan vino tarde a cenar y mi hermana se disgusto mucho y le recrimino que le estuviésemos esperando para cen….

PSIQUIATRA:

¿Su hermana estuvo esa noche? (la voz del Psiquiatra es de asombro)

MIRANDA:

Si, claro. Venía a cenar muchas noches…

PSIQUIATRA:

¿Esta segura Miranda?


Miranda duda. Se queda en silencio pensando en esa noche

MIRANDA:

Si, por supuesto, ella estaba allí.

PSIQUIATRA:

¿Qué edad tenía tu hermana Miranda?

MIRANDA:

Pues… como siempre… 16 años…

PSIQUIATRA:

¿Y tú Miranda? ¿Qué edad tenías?

MIRANDA:

Tenía… pues ¿Cuál voy a tener…? Pues… (no responde, se queda en silencio extrañada… no sabe que responder) Como no voy a recordar la edad que tengo… es absurdo… no lo entiendo… (empieza a ponerse muy nerviosa)

PSIQUIATRA:

Tranquilízate Miranda. Vamos hacer una cosa, vas a tomarte esta pastilla y dormirás un poco en este sofá y después hablaremos.

MIRANDA:

Pero tiene más pacientes…

PSIQUIATRA:

Voy a anular todas las citas ahora. Estamos progresando mucho y no podemos dejarlo ahora.

MIRANDA:

Pero…

PSIQUIATRA:

Confía en mi ¿verdad? Pues hágame caso.

MIRANDA:

Muy bien.

Miranda se toma la píldora y cierra los ojos. Enseguida empieza a notar el sueño. Cuando él nota que ya se ha dormido sale de ese cuarto para hablar con su secretaria
Ahora Miranda esta en casa. Sentada en el salón con Raquel sentada enfrente suya. Miranda tiene su edad real y Raquel 16.



RAQUEL:

¿No tendría que haber llegado ya?

MIRANDA:

Se habrá retrasado en el trabajo…

RAQUEL:

Pero últimamente siempre se retrasa Miranda.

MIRANDA:

Bueno… pues tendrá mucho trabajo… la verdad es que el pobre viene muy cansado.


RAQUEL:

Pero Miranda ¿no crees que es muy posible que no sea el trabajo lo que le retrasa?

MIRANDA:

¿Qué quieres decir?

RAQUEL:

Qué últimamente Juan esta más raro que de normal. Llega tarde siempre y cansado y sin ganas de estar contigo. ¿Cuándo fue la última vez que practicasteis sexo?

MIRANDA:

¡Raquel! No me gusta hablar de esta cosas y además no me gusta lo que estas insinuando…

RAQUEL:

Ya lo se mi vida (su voz suena más tierna, como si hablase con una niña) pero tienes que confiar en mi. Sabes que yo nunca te mentiría y hago todo por ti.

MIRANDA:

Lo se… (su voz es sumida)

RAQUEL:


Contéstame ¿Cuándo fue la última vez que lo hicisteis?

MIRANDA:

Hace… demasiados meses…

RAQUEL:

¿Y cuando fue la última vez que te miro realmente como debería mirar un hombre a una mujer?

MIRANDA:

Mucho…

RAQUEL:

¡Lo sabia! Ese cabrón! Pero no te preocupes que yo me ocupare de él.

MIRANDA:

Pero… ¿Qué vas hacer? (su voz suena asustada)

RAQUEL:

Te prometí que jamás dejaría que nadie te hiciese daño y eso es lo que voy hacer.

MIRANDA:

Creo que es mejor que hable yo con él… es muy posible que estemos equivocadas…

RAQUEL:

No Miranda! Esto es asunto mio! Tú no te ocupas de estas cosas, soy yo la que se ocupa de esas cosas…


Se oye la puerta de casa y entra Juan. Llega con cara de cansado. Miranda sale a su encuentro. Se miran a la cara. Juan le sonríe pero al ver su cara su sonrisa desaparece


MIRANDA:

Hola… Raquel esta en casa…

JUAN:

¿Quién? (Pregunta como si no supiera de quien hablar)

MIRANDA:

Mi hermana… que esta en casa.

JUAN:

Pero Miranda… ¿de que estas hablando? Raquel no puede estar en casa… eso es imposible (su cara es todo asombro)

Miranda se despierta del sueño muy sobresaltada. Su psiquiatra esta sentado cerca de ella leyendo sus notas y cuando Miranda se despierta deja las notas a un lado

PSIQUIATRA:

¿Qué sucede Miranda?

MIRANDA:

No lo se… creo que he tenido una pesadilla…

PSIQUIATRA:

¿Quiere contármela?

MIRANDA:

Pues… no lo se… ha sido muy rara… estaba soñando con ese día… Como Raquel y yo estábamos hablando antes de que volviese a casa Juan. Raquel me decía que creía que Juan tenía un lió… en realidad yo… creo que también lo sospechaba pero imagino que Raquel sí tuvo el valor de decírmelo (su voz suena como si hablase consigo misma) yo no quería decirlo en alto para no creérmelo del todo… pero ella me lo dijo… En los últimos meses, Juan reaccionaba como lo haría alguien que engaña a su mujer… Recuerdo que cuando entro en casa le dije que Raquel había venido a cenar y él se sorprendió mucho diciendo, además, que eso no era posible… y yo estaba muy enfadada… sentía mucho rencor… y he despertado…

PSIQUIATRA:

¿Por qué sentías tanto rencor?

MIRANDA:

No lo se… solo es un sueño…

PSIQUIATRA:

Vamos a volver a ese día. ¿Qué sucedió cuando llegó Juan a casa?

MIRANDA:

Sólo recuerdo trozos de ese día… Recuerdo que Raquel y él discutieron…

PSIQUIATRA:

¿Esta segura Miranda?

Pero ella no le escucha y sigue hablando

MIRANDA:

Recuerdo que ella le llamo cabrón egoísta y que después de tantos años estuviese comportándose como un adolescente… Él le dijo que no era ningún cabrón y que no sabía de qué estaba hablando… que no entendía nada… Ella le dijo que estaba harta que todo el mundo me traicionase… Él se defendía diciendo que estaba muy equivocada, que él jamás me había traicionado… Luego recuerdo retazos de la conversación… que si todo los hombres eran igual de mentirosos… que Oscar era igual de mentiroso pero que ella se ocupaba de los mentirosos y cabrones…

PSIQUIATRA:

Intenta recordar un detalle Miranda ¿hablaban de ti o hablaban en primera persona?

MIRANDA:

No le entiendo…

PSIQUIATRA:

¿Hablaban en tercera persona, diciendo frases similares a “la has traicionado” o hablaban en primera persona diciendo, por ejemplo, “me has traicionado”?
MIRANDA:

No se a que se refiere… no me encuentro bien… no recuerdo nada más… ¿podemos dejar este tema por favor…?

PSIQUIATRA:

Por supuesto Miranda. Sólo una pregunta ¿conteste sin pensar?

MIRANDA:

¿Si?

PSIQUIATRA:

¿Quién es Oscar?

MIRANDA:

Mi hermano

Miranda se queda callada muy sorprendida y el Psiquiatra espera a que ella ordene sus ideas

MIRANDA:

Mi hermano… ¡Dios mío! ¡Tengo un hermano! ¿Cómo he podido olvidar algo así?

PSIQUIATRA:

Recuerdas que le paso.

MIRANDA:

Si… por supuesto… Estábamos él, Raquel y yo… Raquel y él discutier… pero… no era Ivan mi vecino, era Oscar!

PSIQUIATRA:

Si Miranda (su voz es tierna) Fue a Oscar a quien encontraron en el riachuelo no a un vecino tuyo.

MIRANDA:

¿Pero como pude olvidarlo? ¿Que clase de mujer soy?

PSIQUIATRA:

Intentaba protegerse.

MIRANDA:

¿Protegerme de que? ¿No le entiendo?

PSIQUIATRA:

Cuéntame que sucedió ese día.

MIRANDA:

Lo intentare…ahora lo veo más claro… las imágenes se van ordenando en mis recuerdos… Nos gustaba mucho jugar en un parque abandonado que había en nuestro barrio. Estaba lo bastante cerca para ir andando y lo bastante lejos para que nuestros padres no nos vigilarán. Además estaba medio abandonado así que estábamos casi siempre solos. Oscar era el pequeño y mi hermana y yo siempre teníamos que cuidar de él. A mi no me importaba nada hacerlo porque, al ser la mediana, recordaba como era ser la pequeña de la casa y que todo el mundo pasase de mi porque “era demasiado pequeña para saber de algo” así que me gustaba cuidar de él. Pero a Raquel no. Creo que Raquel lo quería porque tenía que hacerlo, porque era su hermana. Ya le he contado que Raquel es muy suya. Muy independiente, sólo le gustaba cuidar de mí…. Creo que era porque cuando éramos más pequeñas, Oscar aún no había nacido, ella me cogio en brazos, no pudo sostenerme y me caí. Imagínese, ella era solo tres años mayor que yo y se asusto mucho porque me debí hacer mucho daño. Creo que se prometió que jamás dejaría que nadie me hiciese daño… Se sentía culpable… Es extraño pero recuerdo bastante bien algunas cosas que antes no recordaba ¿Cómo es posible eso?

PSIQUIATRA:

Es muy posible que al recordar que tiene un hermano le ha hecho recordar varias cosas más. Siga contándome que paso ese día.

MIRANDA:

Estábamos en ese parque y ese día Raquel estaba más enfadada de lo normal… creo que era por un novio que tenía y que le había engañado con otra chica del instituto o algo así…

PSIQUIATRA: ¿Qué edad teníais?

MIRANDA:

Pues… creo que Raquel 16 años, yo trece y Oscar 10. Nos llevábamos tres años de diferencia… Nos hacía mucho gracia a Oscar y a mi… Éramos tres y nos llevábamos tres… decíamos que el tres era nuestro número de la suerte…

PSIQUIATRA:

¿Y a Raquel le hacía gracia?

MIRANDA:

No… ella se sentía muy mayor para eso… Ese día estábamos los tres jugando y en un momento dado Raquel dijo que los chicos eran lo peor. Que no entendía porque existían, que sólo hacía daño a las mujeres y que debían morir todos. Oscar se asusto… a Oscar siempre le asustaba Raquel. Cuando estábamos solos me decía que creía que nuestra hermana estaba un poco mal de la cabeza y que le daba mucho miedo. Yo le decía que no se preocupase que ella siempre gritaba mucho pero que nos quería y que jamás nos haría nada malo. Raquel por esa época si que era muy rebelde, siempre de mal humor y se metía en muchos líos… mis padres no sabían que hacer con ella… El caso, que ese día Oscar le contesto que no todo los chicos eran iguales y que había algunas mujeres eran muy malas. Me sorprendió mucho que le contestara porque nunca lo había hecho… Recuerdo que de camino al parque, antes de la discusión, Oscar me dijo que había oído hablar a nuestros padres algo de Raquel y que a partir de ahora no le iba a tener miedo porque ella se lo iba a tener a él… Le dije que me lo contará y me dijo que no podía porque entonces su baza se esfumaría… No le entendí muy bien pero supuse que sería una tontería y que simplemente se había inventado algo porque Raquel le fastidiaba mucho.

PSIQUIATRA:

¿Raquel fastidiaba a tu hermano?

MIRANDA:

Ya le he dicho antes que lo debía querer porque ella sentía que era su deber, pero siempre que podía le hacía jugarretas. Algunas eran muy tontas pero otras eran de mal gusto… Imagino que yo nunca le decía nada porque como conmigo era todo lo contrario y no quería que cambiase su relación conmigo… Pero intentaba no dejarle solo con ella porque cuando estábamos los tres sí se comportaba como hermana con él… o bueno… lo que era capaz de comportarse como hermana…

PSIQUIATRA:

Así que usted era la mediadora de los tres… la que los mantenía unidos…

MIRANDA:

Sí… podría decirse que sí…

PSIQUIATRA:

Siga

MIRANDA:

Oscar le decía a Raquel que también había mujeres crueles como ella… y Raquel se rió… “¿Cruel yo? sólo contigo mi hermanito” y se rió más… Recuerdo que Oscar se quedo callado pero sonreía…Entonces Raquel le pregunto que porque sonreía si es que era tonto o que le pasaba. Yo no paraba de decir que ya estaba, que parasen de discutir… Y Oscar dijo que ella también había sido mala, hacía mucho tiempo, conmigo… Eso me sorprendió mucho y le dije que no lo creía pero ni Oscar ni Raquel me miraban… Entonces Raquel dijo que la dejase en paz, que no quería hablar del tema y que se iba a buscar a sus amigas a fumarse un cigarro… que luego vendría a buscarnos a llevarnos a casa… Creo que era la primera vez que Oscar ganaba una batalla…

PSIQUIATRA:

Pero… ¿Raquel esa tarde ser fue con sus amigas?

MIRANDA:

Sí…

PSIQUIATRA:

¿Esta segura?

MIRANDA:

Si… bastante segura… si… fue así…

PSIQUIATRA:

¿Se quedo con su hermano a solas?

MIRANDA:

Si

Un momento de silencio. El psiquiatra esta muy sorprendido.

PSIQUIATRA:

¿Y que sucedió después de que su hermana se fuera?

MIRANDA:

Pues nos quedamos allí los dos solo y callados. Creo que Oscar estaba disfrutando de su victoria. Entonces le pregunte a que se refería cuando había dicho que Raquel me había hecho daño.

PSIQUIATRA:

¿Estaba molesta con él?

MIRANDA:

Bueno… creo… que si… si estaba molesta.

PSIQUIATRA:

¿Porqué?

MIRANDA:

Porque bueno… lo que me diferenciaba del resto de la familia y del resto de la gente que conocía, era que Raquel me cuidaba y nunca se portaba mal conmigo. Me sentía especial. Raquel era una mujer increíble, ya con 16 años lo era, con mucha personalidad. Si le caías mal te hacía la vida imposible pero si le caías bien… o dios… te hacia sentir tan especial… Y a mi me quería… me ponía por delante de a sus amigas y de cualquiera… era su ojito derecho… Por eso, cuando Oscar dijo que a mi también me había hecho daño me enfurecí… ¡Y le dije que me lo dijera!

PSIQUIATRA:

¿Qué sucedió?

MIRANDA:

Me lo contó…

PSIQUIATRA:

¿Que le contó?

MIRANDA:

¡La mayor mentira que jamás nadie me había contado! Me contó que toda mi familia me había mentido, que cuando Raquel me cogió a los tres años no me caí sin querer sino que ella me tiro porque sentía celos por mi… ¡que me tiro adrede! y que al ver la sangre no se asusto y decidió cuidarme por ello, sino que nuestra le obligo a prometerle que o me cuidaría para siempre, y jamás volvía a suceder algo así, o esa noche se iba a la cama sin postre… Me quede helada. Oscar me decía que mi hermana no solo me tiro adrede cuando era pequeña para hacerme daño sino que además el cuidarme era una obligación porque se lo había prometido a mama ¡¡¡a cambio de un helado!!!. Le dije que no me lo creía que jamás pensé que el podía mentirme así. Que se lo había inventado para descalificar a Raquel delante mía… ¡que era un mentiroso! Recuerdo que Oscar venía hacia mí diciéndome que la historia era cierta, que se lo había oído a papa y mama… ¡Pero yo no podía creérmelo! Le dije que se lo había mentido porque tenía envidia de nuestra relación y que era un crió malcriado y mentiroso. Recuerdo que Oscar lloraba diciéndome que él nunca me mentiría porque era su hermana favorita y que me quería mucho mientras se me acercaba intentando abrazarme… ¡¡¡Pero yo le odiaba por mentirme!!! ¿¡¿Como era capaz de decirme que Raquel no me quería de verdad?!? Yo me sentía especial por ese cariño y el intentaba arrebatármelo… El se acercaba a mi pero yo no quería que se acercara así que cuando se acerco demasiado le empuje… y le pegue… le pegue mucho… De repente me di cuenta de lo que estaba haciendo y pare pero él no se movía… ¡¡¡Dios mío no se movía!!! Intente llamarlo pero no me contestaba… Entonces llego Raquel y vio a Oscar en el suelo y a mí mirándole… Se acerco y me pregunto gritando que era lo que había hecho… pero yo no podía hablar… solo lloraba… Ella me miro y me abrazo y me dijo que me quería… ¡Lo sabia! En ese momento ya nada me importaba porque sabía que Oscar había mentido… Me dijo que me fuera a casa que ella se ocuparía de todo, que no me preocuparía que ella lo iba a arreglar todo… Le pregunte si iba a llevarlo al médico pero me dijo, con una voz muy tierna, que el médico ya no podía hacer nada por él y que me fuera a casa…
Me fui a casa… y recuerdo que por la noche vino… yo estaba cenando y debí preguntarle que donde había estado y que sí Oscar estaba en su cuarto… Ella me miró extrañada pero no le di importancia… pensé que me miraba así porque no sabía donde estaba él… Creo que en ese momento fue cuando olvide todo… porque cuando después encontraron a nuestro hermano no podía creerlo… Y después todo el mundo pensó que había sido Raquel porque encontraron en su manita un trozo de la camisa de Raquel… ¡¡¡Pero no fue ella!!! ¡¡¡Fui yo!!! Al poco tiempo después… Raquel se suicido… Según decía en su carta, se sentía culpable por la muerte de Oscar porque debía haberlo protegido y no lo hizo… La gente pensó que se refería que en vez de cuidarlo lo había matado y que por ello se había quitado la vida… Sin embargo fue un reproche hacía mi… creo que fue la primera vez que puso a Oscar por delante de mi… pero no se atrevió a decírmelo viva….

Hay un rato de silencio mientras Miranda se calma

PSIQUIATRA:

Un último asunto Miranda ¿Que sucedió con Juan?

Miranda se sorprende

MIRANDA:

¡Juan!… dios mío… Juan… No pudo ser Raquel… ¡Fui yo! Yo fui la que le dije que era un cabrón, que me estaba engañando… que era un cerdo… Él intento hablar conmigo y tranquilizarme pero no pudo… cogi un cuchillo y lo acuchille…. ¡¡¡También fui yo!!! ¡¡¡Siempre he sido yo!!!!

Se hace el silencio, otra vez, durante unos segundos

PSIQUIATRA:

¿Sabe lo que significa todo esto verdad? Son pasos muy importantes. Ya te has dando cuenta que Raquel no es real e independientemente de lo que le suceda a partir de ahora, eso debe tenerlo muy claro… Ahora debemos hablar de lo que va hacer a partir de aho…


MIRANDA:

Pero esta equivocado mi querido doctor. (Miranda se levanta y al pasar junto a la mesa coge un abrelatas. Habla muy despacio mientras se acerca al psiquiatra. Su forma de hablar ha cambiado, es más segura de si misma) Miranda jamás sería capaz de hacer nada malo ¿Cómo puede pensar algo así? Ella es una gran chica: dulce, tímida y buena. Para eso estoy yo. Soy yo quien se encarga que ella sea feliz y que nadie le haga daño. Soy yo quien hace que la gente que puede hacerle daño se vaya para siempre y desaparezcan. Para eso soy su hermana mayor. Ella hoy lo ha recordado todo, por su culpa doctor, pero volveré conseguir que se olvide otra vez de todo. Después de hoy, ella lo olvidará todo para siempre y volverá a su vida cotidiana mientras yo me ocuparé de que nadie le vuelva hacer daño jamás.

Raquel-Miranda esta al lado del psiquiatra y alza el abrelatas. El psiquiatra sabe que va a suceder y lo miro horrorizado

FIN

lunes, 20 de diciembre de 2010

I

Después de 5 años de relación, me quede soltera. Ni siquiera pude imaginar, al levantarme ese lunes de la cama, que iba a ser el primer día del resto de mi vida, mi cambio radical. Para mi, mi vida era perfecta. Tenía un trabajo que, si bien no me realizaba como persona, sí me daba para comer y pagar el alquiler. Era conocedora del hecho que para algunas personas su trabajo era una forma de realizarse como persona pero yo no era así. Era cajera de un supermercado. Con eso pagaba las facturas y para realizarme ya tenía a mi novio Roberto. Mi piso, que compartía él, era normal. No estaba amueblado con mucho gusto pero era acogedor. Tenía una cocina, un baño, un salón, relativamente grande, y dos habitaciones. No era un gran piso pero tampoco era nuestro así que no nos importaba mucho. Y mi novio… que podía decir de mi novio… tan solo que para mí era el mejor del mundo. Era guapo y con un cuerpo de escándalo. Aún, después de 5 años, no entendía como Roberto se había fijado en mí. Yo tenía las caderas anchas, era de estatura mediana y no era ni guapa ni fea. Lo único que tenía bonito era mi pelo, moreno largo azabache, y mis ojos verdes. Eran lo único que destacaba del conjunto, el resto no. No me compraba la ropa ni en Zara, Mango, ni en ninguna de las tiendas de ese tipo porque me dí cuenta que la talla L de allí en realidad era la M y que si buscaba la XL (que debería ser la mía) no había... y no entendía porque. ¿Como en una tienda que sólo compran adolescentes súper delgaditas se podía acabar tan pronto la talla XL? Aquello me resultaba realmente curioso y un día decidí preguntárselo a una de las dependientas. Ella me miro con una cara que mezclaba la sorpresa con la incredulidad y me pregunto

-"¿La talla XL? y eso que es" y se volvió toda altiva ella, con su cuerpazo de talla S, a seguir con lo que estaba haciendo. Yo salí de la tienda prometiéndome, a mi misma, que la próxima vez que tuviera una duda similar me moriría con ella.

Pero mi novio no solo era una cara y un cuerpo, también era abogado. Era cierto que no tenía mucho sentido del humor. Recuerdo un día, al principio de nuestra relación, que viendo juntos "Porky´s", en la que yo no pare de reír en toda la película, él miraba al televisor extrañado intentando entender que es lo que tanta gracia me hacía. Al termine le pregunte que le había parecido y el me respondió que no era la clase de películas que a él le gustaba.

-“¿Y que clase de películas te gustan cielo?”
- Pues no lo se, supongo que no esas que se ríen porque un chico quiere dejar de ser virgen o se mide el pene cada vez que se levanta de la cama….

Después de eso, decidí devolver al videoclub las películas de “American Pie”, “Scary movie” y un par más del estilo que había cogido para verlas juntos…

Sin embargo sí tenía una sensibilidad increíble. Jamás miraba a otra mujer delante de mí, le encantaba comprar ropa conmigo y me aconsejaba que sobre la ropa que mejor me quedaba. Hablábamos durante horas delante de una taza de café de los cotilleos que sucedían en nuestros respectivos trabajos. Y lloramos juntos viendo “Titanic” En la cama no era muy fogoso pero, no me importaba, entendía que todo no se podía tener.

Para mí, mi vida era todo lo perfecto que se podía ser… hasta ese maldito lunes, el día que llegue a casa antes de lo normal.

Como he dicho, trabajaba de cajera de un supermercado de barrio. Como era la que más tiempo llevaba en la empresa, 10 años de antigüedad, era la única que tenía el turno fijo de mañana. Mis cuatro compañeras se turnaban los horarios de mañana y tarde. Normalmente yo nunca trabajaba de tarde exceptuando que tuviera que enseñar el puesto a una chica nueva. Cuando eso sucedía, solía cambiar el turno de mañana por el de tarde. Sin embargo, esa vez, no hubo tiempo para cambio de horario así que mi encargado decidió que esa mañana saldría 3 horas antes y las recuperaría esa misma tarde enseñando a una chica que empezaba en otro supermercado pero que no tenían plantilla suficiente para que nadie perdiese el tiempo enseñándole. Siempre sucedía lo mismo, en los otros centros nadie podía encargarse de enseñar a nadie y siempre acababa yo como “maestra” de nuevas adquisiciones que después, al tiempo, hacían encargadas de tienda mientras yo seguía como simple cajera con un turno fijo de mañana. Sin embargo yo nunca me quejaba. Siempre decía que sí a todo. Ni siquiera se me pasó por la cabeza que esa tarde había quedado con un par de amigas que hacía un siglo que no veía. Y no solo me pasaba en el trabajo, si alguien necesitaba algo y yo podía hacerlo siempre salía un SI de mis labios. Roberto me decía que la gente se aprovechaba de mi y que debía empezar a decir que no. Pero era superior a mis fuerzas, no era capaz de decir que no ni cuando lo ensayaba delante de un espejo… Y mira que lo intente veces. Ese era uno de los muchos ejercicios de autoconfianza que me enseñaba Roberto y que acababan en saco roto.

Decidí no avisar a Roberto y así darle una sorpresa. Eran muy pocos los días que podíamos comer juntos. Antes de llegar a casa pase por nuestro restaurante chino preferido y encargue, para llevar, tres platos que nos gustaban mucho. Cuando llegue a casa estaba feliz de poder comer con él y pensé que era una buena manera de empezar la semana. Al abrir la puerta y no encontrarlo a primera vista me sorprendió. Lo normal era encontrarlo en el salón viendo el telediario del mediodía mientras se calentaba algo en el microondas. Justo cuando iba a llamarlo oí ruidos en nuestra habitación. Al abrir la puerta me lo encontré en la cama, en una postura muy poco católica, con su compañero de gimnasio Fernando.

viernes, 17 de diciembre de 2010

PRÓLOGO

Siempre he querido escribir un libro y jamás lo he hecho. Me he contentando con historias cortas que nadie leía (excepto las que presente en algún concurso) y con este blog. Así que voy a intentar hacer algo que ya hace mucha gente y que yo ahora me sumo. Voy a intentar escribir una historia por capítulos mediante este blog.

Siempre he oído que es mejor escribir de aquello que conoces o te informas muy bien. Los prólogos de los libros están llenos de explicaciones sobre como se buscó información sobre un tema concreto. Como no tengo mucho tiempo para informarme de algo en concreto voy hacerlo de algo que conozco. Debería avisar que el libro no va a ser muy original porque se ha contado doscientas veces lo mismo (gente muchísimo más preparada que yo pero... es mi gato y me lo ... cuando quiero... Al, no he dicho ninguna palabrota). Bien, pues quiero contar la historia de una treintañera (que para eso mi blog se llama como se llama).

Ahora la pregunta es ¿como lo escribo en tercera persona o primera?. Si lo escribo en tercera persona, el narrador puede contar muchas más cosas que pasan sin tener que estar la prota de por medio. Sin embargo si lo cuento en primera persona puedo profundizar mucho más en lo que piensa nuestra prota pero, también, se puede inducir al error y pensar que cuento mis experiencias. Por ello debo avisar que ¡¡¡NO ES UNA AUTOBIOGRAFÍA!!! ni siquiera creo que se vaya parecer a mi. Lo único que tendremos en común es que estará gordita porque ya estoy hasta los mismísimos que las protagonistas de cualquier libro/películas/series estén buenas... Así que para dejar claro que no voy a contar mi vida (la idea es que alguien me lea sin morirse de aburrimiento) debo decir eso de: Esta historia es ficción y todas las personas que en ella "habitan" son producto de mi imaginación. Cualquier coincidencia con la realidad es simple casualidad (siempre he querido escribirlo). Lo único que será real es Zaragoza, puesto que me parece la mejor ciudad del mundo, y la única que conozco bien, me parece perfecta para mi historia.

Espero hacerlo bien y, si no es así, espero vuestra comprensión.

Ah! me faltan los agradecimientos! Gracias a todos que vais a leerme!

jueves, 9 de diciembre de 2010

Y después que?

¿Qué pasa después de que termine la película? ¿Qué les sucedes a los que no son los protagonistas? (((Aviso a los 200 millones de lectores (traducción = 4 lectores) os voy a contar el final de algunas películas...)))

LA ISLA: Lincoln Eco-Seis (un guapísimo Ewan McGregor) y Jordan Delta-Dos (una zorr... Scarlett Johansson) se encuentran entre los cientos de residentes de un complejo cerrado a mediados del siglo XXI. Al igual que todos los habitantes de este entorno cuidadosamente controlado, todo en sus vidas cotidianas está controlado, aparentemente por su propio bien. La única salida es ser elegido para ir a "La isla", el último rincón sin contaminar del mundo tras un desastre ecológico que, según se dice, se cobró las vidas de todos los habitantes del planeta… excepto las de ellos. Pero la verdad le coges desprevenidos cuando se dan cuenta de que toda su existencia es mentira, que la isla es un cruel engaño y que ellos son clones de unas personas ricas que quieren burlar a la muerte. Después de mucha acción al final los protagonistas rescatan a todos los que viven en el complejo. Mi pregunta es ¿y después que pasa con esos rescatados? porque claro, al Mcgregor lo tiene fácil, su dueño rico se muere así que se queda con todo el dinero y la Johansson pero ¿y el resto? ¿Que futuro les depara? Una opción pudiera ser la de buscar a su dueño e irse a vivir con ellos pero sería raro porque acabarían dos personas iguales en casa, sin ser gemelos, y además esta la desconfianza, cualquiera se fía del dueño-rico porque en un momento si necesita un riñón... se supone que para eso los han creado... Otra opción, y más lógica es irse a la cola del paro. Si encima tenemos en cuenta que por no tener no tienen ni casa... vamos que genial el rescate pero ¿no podían haber pensado, ya de paso, en el futuro de esas pobres gentes?


LA BODA DE MI NOVIA (o películas similares con boda no celebrada al final). Chico (otro guapo Patrick Dempsey) y chica (Michelle Monaghan) son amigos desde la universidad. Él solo piensa en rollos de una noche y ella esta enamorada de él. En un momento dado de la película, ella se va de viaje a Escocia y conoce a otro chico, llamémosle el Escocés, y, desde este instante, nuestro Patrick se da cuenta que ella es el amor de su vida (que típico de los tíos, cuando resulta que la muchacha decide rehacer su vida él se da cuenta que la quiere... vamos, culo veo culo quiero...). Después de hora y media de película, el protagonista le jode la boda al Escocés y, por supuesto, se queda con la chica. Y para este pobre hombre ¿Qué será de su vida después de eso? Después de preparar tu boda con toda la ilusión (o al menos consentir en casarte... que de siempre es sabido que a los hombres les hace menos ilusión casarse que a las mujeres...), pagarla (porque en esta película la boda se hace en su castillo), invitar a las amigas y "amigo" a Escocia (lo que eso supone de gasto), resulta que tu futura mujer se pira con el "amigo" que has estado pagando las vacaciones en Escocia ¡delante de TODA tu familia! ¿no lo podía haber pensado un poquito antes?¿tiene que esperar a la entrada triunfal? Además, la putada es para la futura novia del Escocés ¡¿haber quien tiene huevos a convencerlo para que vuelva a celebrar una boda?!

LA HUERFANA (o cualquiera de miedo con niños por medio). Kate (Vera Farmiga) y John Coleman (Peter Sarsgaard... también esta bueno ¿eh?) pierden al bebé que estaban esperando y, es por ello, que deciden adoptar. La pareja se dirige a un orfanato local con la intención de adoptar a un niño. Allí se sienten enigmáticamente atraídos por una niña de rostro angelical llamada Esther (Isabelle Fuhrman). Pero las cosas se tuercen tras la llegada de la muchacha a la casa de los Coleman, donde empiezan a ocurrir cosas extrañas. Cuando Kate empieza a darse cuenta de que Esther esconde un terrible secreto, intentará descubrir qué es. Al final resulta que la niña es una mujer de unos treinta años que mata al marido e intenta matar a la mujer y a los hijos. Al final la mujer mata a la "huérfana". El futuro del marido ya nos queda claro, muy negro. El de la mujer un futuro jodido… pero ¿¡y los niños?! los pobres acaban en un psicólogo hasta el final de sus días. Porque primero tienes una hermanita nueva, que ves como se carga a la gente, que luego mata a tu padre, que tiene casi la edad de tu madre, que luego intenta matarte a ti... vamos que los niños no vuelven a dormir tranquilos hasta los 80 años de edad.

Cualquier película de acción. Qué les sucede a todas esas personas que un día van a tan tranquilos a trabajar o tomarse unas cervezas con los amigos o simplemente a pasear y, de repente, se encuentran en medio de un tiroteo, robo de un banco o una persecución de coches… ¿Cómo vuelven a casa?¿o como cuentan lo que ha sucedido?. Imaginaros. Un tío después de un día horrible de trabajo. Ha quedado a cenar con su novia y sabe que va a ser el único respiro del día. Imaginaros, además, que es un tío con los nervios a flor de piel. Él va hacía su cita, feliz porque por fin ha terminado el horror de día y decide sacar dinero en el banco. De repente entran a robar y, además de quitarle lo poco que tiene, se pega dos horas de película allí metido, mientras el ladrón resulta que es una buena persona que no ha tenido un buen día ¡¡¡y él!!! que solo quería ir a cenar con su novia y que terminará de una vez el día… se queda sin cena, sin dinero y con nuevas citas para el psicólogo (estos hoy se forran) y encima el ladrón seguro que se queda con el dinero y la zorr… de la Johansson…



En el blog anterior contaba que las neoyorquinas tenían la opción de ir a cenar de galas y ver a famosos y que yo (bueno decía las españolas) ni siquiera había visto a Pedro de Gran Hermano… Pues bien, una semana después del comentario me encontré a Pedro de Gran Hermano así que… puesto que están así las cosas… Las neoyorquinas tienen la opción de ir a cenar a galas y conocer a famosos y yo ni siquiera he visto nunca a GERARD BUTLER… pues eso...

lunes, 22 de noviembre de 2010

Diferencias

Vamos a conocer cuales son las diferencias entre nosotras las españolas (y cuando digo españolas me refiero a las mujeres que conozco... que son pocas... en otras palabras, mis amigas y yo...) y las neoyorquinas (y cuando digo neoyorquinas me refiero a las mujeres de "Sexo en Nueva York" y series similares).

Para empezar por lo más sencillo diré que lo único que nos igualan a ellas es que todas somos mujeres. No hay más, no nos parecemos en nada más...

Las diferencias:

Las neoyorquinas tiene brunch (comida realizada por la mañana entre el desayuno y el almuerzo) donde se reúnen las amigas y hablan de sus cosas (por lo general de hombres). Nosotros tenemos el almuerzo o el desayuno que utilizamos según el momento. Decimos que almorzamos después de una noche de juerga o si trabajamos en el turno de noche. Y desayunamos si hemos quedado con otras amigas. Y da igual si has quedado a las 11 y 30, te has levantado a las 9 y ya te has tomado un café y unas magdalenas... cuando quedas con una amiga a media mañana y pretendes comer algo con ella necesitas inventarte una excusa y dices "Hola Bea, ¿Quedamos el sábado a las 11 y 30 y desayunamos juntas?". La conversación varía según la edad: de 15 a 25 años, de los estudios, la noche del sábado y de chicos; de 25 a 30 años del trabajo, la noche del sábado y de novios; de 30 a 36 años, de hijos, de cuanto hace que no sales una noche del sábado y de lo harta que estas de los hombres en general o tu pareja en particular; de 36 en adelante... no tengo datos... investigaré...

Las neoyorquinas tienen un armario con las últimas tendencias y pocas veces repiten vestuario. Nosotras tenemos Zara, H&M, etc... y repetimos vestuario. Las únicas veces que nos gastamos bastante dinero en un vestido es cuando nos vamos de boda y, después de pagar, siempre decimos lo mismo "Bueno es por un motivo especial, se casa Laura (que hace un siglo que no te tomas un café con ella) y seguro que lo aprovecho en otra ocasión (claro, si vas de crucero y te toca la cena del capitán)".

Las neoyorquinas tiene un horario donde tienen toda el día para hacer de todo con sus amigas (brunch, comer, compras, etc...). Además tienen la opción de ir un lunes o martes por la noche a una cena de gala y conocer gente famosa. Nosotras NO, no hay más, entre semana estamos pringadas, nunca vamos a cenas de gala y a los únicos famosos que podemos cruzarnos por la calle es a Pedro de Gran Hermano y su mujer Inma (y yo aún no los he visto).

A las neoyorquinas les preocupa que sus maridos (o parejas) estén tumbados en el sofá después de un día ajetreado (sí, ellos si tiene horario-pringados). A nosotras lo único que nos preocupa es que si ellos están tumbados en el sofá nosotras nos tenemos que conformar con el sillón...

A las españolas nos encantan las series de neoyorquinas (incluida una servidora), sin embargo no me imagino viendo a las neoyorquinas la serie "Chicas de hoy en día".

Las españolas tenemos caderas anchas, tripitas pronunciadas, nos preocupan los kilos de más que hemos cogido en invierno y que no somos capaces de hacer desaparecer para el verano. Las zorr... de las neoyorquinas NO. Están buenas... puedes ser más guapas o más feas pero todas estas buenas...

Espero que esto ya sea la vuelta definitiva y quedarme ya para siempre.

domingo, 9 de noviembre de 2008

¿Adios a las causas justas?

Os cuento una historia.

En Zaragoza vive un niño que se llama José Carlos Galera. Este niño tiene una enfermedad llamada adrenoleucodistrofia (La adrenoleucodistrofia se trasmite de padres a hijos como un rasgo genético ligado al cromosoma X y, por lo tanto, afecta sobre todo a los hombres, aunque algunas mujeres portadoras pueden tener formas más leves de la enfermedad. Esta enfermedad afecta aproximadamente a 1 de cada 20.000 personas de todas las razas. Esta afección ocasiona la acumulación de ácidos grasos de cadena muy larga en el sistema nervioso, en las glándulas suprarrenales y en los testículos, lo cual interrumpe la actividad normal). José Carlos tiene que ir a Minnesota para que puedan operarlo. Las últimas noticias que he podido leer en diferentes medios es que ya se está preparando el viaje.

Hace unas semanas se preparo un concierto benéfico en Interpeñas (sala preparada para conciertos en pilares) para este sábado 8 de Noviembre donde todos los beneficios eran para José Carlos (gastos viajes, etc.). Un concierto en el que participaban muchísimos grupos incluida "La banda l´ambar" y donde, además, su cantante y manager Rafael San Emeterio movió cielo y tierra para la realización de ese concierto. Todo estaba preparado: entradas en los cajeros automáticos (algunas ya compradas), carteles por la ciudad (parece ser que escasos), grupos comprometidos y preparados y... a dos o tres días del concierto Interpeñas decidió anular el concierto. ¿Por qué se anula un concierto que su único y principal motivo es ayudar a un niño de 6 años a curarse? Según Interpeñas el motivo de esa cancelación fue por motivos ajenos a la organización. El Periódico de Aragón afirmaba que "...Según fuentes del consistorio, las condiciones de acceso y varios agujeros en el terreno son algunas de las razones por las que no se puede garantizar la seguridad de las personas en este evento. También indicaron que los permisos no se pidieron con suficiente antelación. Hay discrepancias en este aspecto, puesto que, desde Interpeñas, la entidad organizadora, afirman que se solicitaron el 22 de octubre y que la DGA ya lo concedió. Señalaron a su vez que los agujeros se pueden asfaltar fácilmente". El periódico aseguraba también que el Ayuntamiento había ofrecido a Interpeñas el pabellón Principe Felipe para el 13 de diciembre (un poco más de un mes más tarde) para volver a realizar el citado concierto.

Se argumenta también que podía haber influido un día de pilares que hubo problemas en la entrada del recinto porque se supero el aforo del lugar y no se dejo entrar a nadie más, el malestar se adueño de la gente que esperaba en la cola y se encolerizo y se formo una marea humana de la que era muy difícil salir creando agobios entre la gente.

Da igual, el resultado es que un recinto preparado para esta clases de conciertos que lleva años haciéndolo, haya anulado el único concierto que se ha realizado con motivos benéficos. No se hasta que punto los agujeros del suelo eran tan enormes para anular un concierto. Entiendo que no eran como volcanes, así que supongo que se podían haber arreglado perfectamente. ¿Y lo que paso en pilares? Siempre que he salido en fiestas ha habido un momento de la noche que se sabía que no dejaban entrar en Interpeñas por tema de aforo... Porque según esto no se harán más conciertos allí ¿no? ese terror por las masas sin entradas puede surgir en años venideros ¿o sólo es valido cuando el concierto merece tanto la pena?

¿Y como se enteraron los grupos? Pues mi amigos, por ejemplo, se enteraron al llamar ellos a la organización. Ni siquiera los llamaron para informarles del infortunio y darles una explicación.

Dudo mucho que en pilares se anulara alguno de los conciertos que estaban preparadas por los motivos que hemos mencionado anteriormente. Y estoy segura que si, por cualquier otro motivo, se hubieses anulado alguno, la organización hubiese llamado al grupo en cuestión y les hubiese avisado a la vez que les hubieran dado una explicación.

Me parece muy bien que ya se haya buscado un nuevo lugar y una nueva fecha (aunque como digo, es un mes más tarde) pero eso no quita la poca responsabilidad y mala organización que han tenido en un concierto que, como ya he dicho antes, esta dedicado a un niño de 6 años que tiene que viajar hasta Minnesota para poder curarse.