viernes, 10 de agosto de 2007

Revelación

Atención una revelación: puedes tener 30 tacos, estar soltera, no tener novio ¡y no pasar nada! Impresionante ¿verdad?.

Lo impresionante es que hoy en día aún hay hombres y mujeres que esto le sorprende. Las mujeres hemos dado varios pasos adelante, sobre todo laboralmente, sin embargo estar en la treintena y no tener pareja parece ser algo que aún no llega asimilarse bien del todo. Si una chica de esa edad te pregunta si tienes pareja y tú le contestas que no, ves como su cara empieza a convertirse en un gesto de no comprender, como si hablases en chino, y te vuelve a decir "¿no tienes novio de verdad?" y tú otra vez "No" y te lo vuelve a preguntar... ¿Como se supone debes reaccionar? Te puedes convertir en un dibujo manga y que tu mano sea un mazo y golpearla hacia abajo para que se entierre en el suelo o pasarle por encima una excavadora para que se convierta en un sello. Puedes darte la vuelta e ignorarla a la vez que dices en alto "Debe ser extranjera porque no me entiende cuando hablo...". O puedes soltarle el rollo, que conoces muy bien y ya te cansas de utilizar, de "Pues hija hoy en día se puede vivir sin un hombre y no pasa nada, y si no te has enterado ¡incluso votamos sin que nos acompañe un marido! porque bla bla bla..." Pero vamos no recomiendo la ultima opción porque creo que sería perder el tiempo... por mucho que lo expliques hay gente que no quiere enterarse...

Vas a un restaurante a comer sola y, al pedir una mesa, el camarero te pregunta en una mezcla de lastima y prepotencia: "¿¡Sola?!". Entonces giras tu cabeza hacia un lado y luego hacia el otro y contestas "Noooo ¿acaso no ve al equipo de fútbol que me acompaña?". Como el hombre, por regla general, se da cuenta de que te estas quedando con él pues, cortésmente, te acompaña a tu mesa. Eso sí... corres el riesgo que te siente en un mesa al lado del baño, la puerta de la cocina o rodeada de parejitas... por graciosilla...

Te encuentras a una compañera de instituto que hace 12 años que no ves. Esta embarazadísima y con otro niño en un carro. La saludas, te saluda y después de preguntaros 20 veces eso de "Bueno ¿y que tal estas?" te hace la pregunta estrella:
- ¿Casada?
- No
- Oh... ¿novio?
- No... bueno... tuve uno pero ya no... No funciono (y sonrisa absurda)
¡Pero si rompisteis hace un año!...¿Porque esa necesidad de dar tantas explicaciones? Casi no te acuerdas ya del nombre de tu ex pero parece que tienes que decir que tuviste uno... Y así, piensas, no pregunta más sobre ese tema. Pero corres el riesgo que te formule la siguiente pregunta:
- Oh... ¿Hace poco? Pobre... ¿llevabais mucho?
- Bueno... ejem... fue hace un año... y bueno... llevábamos 6 meses.. pero fueron muy... no se... ¿intensos?... (y sonrisa mucho más absurda)
¡Ves, por dar tantas explicaciones! Encima sabes que te está bien empleado...

Supongo que es mucho más fácil hacer una Ley para la igualdad del hombre y la mujer en el mundo laboral que conseguir que la gente se de cuenta que puedes estar soltera y no pasa nada... pero nada en absoluto... Será cuestión de tiempo...

Bueno... me voy de vacaciones en unos días y creo que ya no os contare nada hasta la vuelta así que:

¡¡¡FELICES VACACIONES!!!

lunes, 6 de agosto de 2007

Escaparates

Imaginad que vais andando tranquilamente por una calle y al giraros para mirar un escaparate os encontráis un tiburón enorme saliendo de una bañera ¿reacción primera? ¿Os atreveríais a comprar esa bañera u os daría mal rollo porque cada vez que fuerais a bañaros escucharíais la canción de "Tiburón"?.

La publicidad en los escaparates muchas veces raya lo absurdo u hortera. Un claro ejemplo de ello son los escaparates de las, cada vez más numerosas, "tiendas de chinos". Todo el mundo ya sabe que la ropa allí es posible que no este en el Prét à Porter de este año pero es que los modelitos que suelen exponer en los escaparates te hace preguntarte si en serio alguien llega a comprar esa ropa y si es así ¡porque los dejan salir de casa!. Por que ya no hablemos de la ropa interior... de verdad, en serio, tiene que ser muy dañino para la salud de quien la compra y para la vista de quien se quiere sorprender... bueno a no ser que lo que quieres es deshacerte de el... entonces ¡ala, a ello! pero un consejo: ponte algo debajo...

Pero no son los únicos establecimientos que se les puede tachar de horteras a la hora de "vestir" los escaparates. Me he encontrado con una tienda de ropa que debía tener una promoción de bolsos. La mujer debió de pensar que lo mejor era poner todos los bolsos que pudiese en el escaparte y en una única maniquí. Así la pobre muñeca se encontró rodeada de bolsos por todos los lados... y, para que no hubiese duda que la elegancia no corría por sus venas, le puso un bolso como sombrero... Así acabo siendo un extraño conjunto de plastico entre la maniqui y los bolsos...

Para terminar una frase que me gusto mucho de la película "Bajo el sol de la Toscana": "No este triste sino me vere obligado hacerle el amor y nunca le he sido infiel a mi mujer..."

domingo, 5 de agosto de 2007

Horario de verano

¡Que tres palabras! Por fin no era la única que iba a trabajar por las tardes, por fin tenía horario de verano. Me tenía que levantar una hora antes y salía una hora después pero luego podía hacer lo que quisiera con mi tiempo libre, que bueno, principalmente dedicaría a estudiar unos exámenes que tenía y a preparar las clases con mis niñas pero bueno, puedo hacerlo en casa, en la biblioteca, tomando un café en un bar ¡como si me quería ir al parque! Sin embargo, para no tener sensación que solo trabajaba (que luego me dicen que soy adicta al trabajo) decidí que lo mejor que podía hacer era emplear una parte de mi tiempo libre a una actividad que no tuviese nada que ver con el trabajo. Algo que fuera solo para mí. Decidí que el sitio elegido fuese ir a un gimnasio. Tenía dos razones importantes para ello. La primera era que por mucho que me pusiese a dieta, o me diese las cremas y los parches, sin ejercicio iba a llegar un momento que no pudiese adelgazar más y la piel me quedaría algo fofa. La segunda razón era que me habían comentado que para liberar tensión y estrés era de las mejoras cosas que había. Claro, también estaba el chocolate (buen sustitutivo de…) pero entonces si que sería absurdo cremas y dietas y todas estas cosas… Así que me decante por el gimnasio. Ahora solo había que elegir el sitio en cuestión. Ya no solo por precio, que también porque había que ver lo caro que salía ponerse mona, sino también había que elegirlo por cercanía de casa o trabajo, por las instalaciones y, por supuesto, por los monitores. La cuestión era buscarse alicientes para ir. O por que ibas con una amiga que te obligaba a acudir o porque el monitor era lo suficientemente atractivo para que te diese ánimos para subirte a la bicicleta estática. Además no era la primera vez que me apuntaba a un gimnasio y los resultados habían sido algo nefastos. Ahora solo tenia que elegir uno… aún estoy en ello…

De los 4 gimnasios que anteriormente me habia apuntado (ya avise, resultados nefastos) sólo a uno había asistido con cierta continuidad. Eso sí, fue porque se juntaron mis dos alicientes, amiga y monitor. El problema fue que yo con el deporte nunca había casado muy bien y se noto en mi pobre experiencia en ese gimnasio. Me encontraba con frases de mi monitor como “hasta que no te conocí no supe que se podía ir tan despacio en una bicicleta estática” o “¡o dios mío Nerea, hoy esta sudando un poquitin!¡tienes que estar súper cansada!” así que mientras ponía la típica risa de “oh, que gracioso” pensaba “no me jodas, ahora tendré que ir a otro gimnasio para poder ponerme en forma para ir a este ¡pues anda que no me va a salir caro el asunto!”. Y luego estaba el aeróbic. Estaba convencida que todas ensayaban en casa porque no podía ser que fuese la única que no pillaba el ritmo a las clases. Sin embargo aguante un tiempo allí. Hasta que llego el verano. Mi amiga y yo ya no nos obligábamos a ir (vacaciones, piscinas, terracitas…) y decidí dejarlo… bueno mi monitor también se fue… pero eso no tenía nada que ver (ejem)... Por supuesto no subió mi ritmo a la hora de hacer deporte y seguía siendo lenta. Además seguía sin gustarme hacer ejercicio.

El tiempo que estuve en ese gimnasio, y los dos o tres días que estuve en los otros 3 (en total ¿eh?, ni siquiera en cada uno) me di cuenta que no todo el mundo hacía como yo. Yo solo iba a los gimnasios porque quería adelgazar. Sin embargo había a gente (¡personas humanas!) que sí le gustaba y me sorprendió mucho comprobarlo. Y claro a quien le gustaba solía estar bien físicamente y eso no ayudaba mucho a mi objetivo. Te encontrabas con que tú ibas con tu pantalón de chándal muy ancho (aún no estabas preparada para llevar uno estrecho), y una camiseta normal y las otras chicas llevaban unos conjuntos que ya quisieras tú para salir el finde. Y buscabas la sala de las chicas normales pero no la encontrabas. No sabías si ir al mostrador y con tu mejor sonrisa preguntar a la chica que allí se encontraba “Perdóneme usted las clases de las mujeres normales ¿a que hora suele ser?”.

Nos vemos por aquí