Cuento

Hoy os voy a contar un cuento. Uno de esos que es mejor oírlo acompañado y a horas no muy tardías porque el solo hecho de pensar que os pueda pasar a cualquiera de vosotros es suficiente para que no podáis dormir esta noche... Por eso, repito, intentad no leer esto solos y si tenéis problemas de corazón… ¡no lo leáis!

El cuento trata de una ingenua, aunque bella e inteligente, joven y el más terrible de los organismos públicos ¡EL JUZGADO! (chachán... bueno… esto… los efectos sonoros os dejo que cada uno lo personalice como mejor crea…)

Era un día normal en la vida de nuestra protagonista Bell... (oh… esta bien... la llamaremos Nerea...). Nerea se disponía a pasar un día más de trabajo. Era viernes y en unas horas acabaría su jornada laboral cuando, de repente, su compañero le dijo:

- Hay que llevar este papel al juzgado de 1ª instancia nº11 d.
- Oh - dijo ella- Yo lo llevo, nunca he estado allí y será una buena oportunidad para conocer un sitio más. El saber no ocupa lugar... – (fiel transcripción de la conversación real..). Poco imaginaba que iba a meterse en un mundo que podría volverla loca...

Así, nuestra joven y madura muchacha se dirigió felizmente al juzgado con su cestita de mimbre... esto espera, que no es Caperucita... con su carpeta dispuesta a cumplir una vez más con su obligación. Conforme se iba acercado al edificio en cuestión, el día se iba convirtiendo en noche y Nerea empezaba a asustarse de los sonidos que hasta ella llegaban… su pensamiento más lógico fue: "¿Lloverá?¿¡Se me ondulará el pelo?!". Nuestra, esta visto que pija, protagonista llegó a un edificio que supuso que era el Juzgado por los gritos de horror que empezó a escuchar que decían ¡VIVA LOS NOVIOS! El miedo era tal que entró lo más rápido que pudo para intentar silenciar esas frases tan llenas de maldad… Ya dentro prefirió no preguntar por cuál de los miles de pasillos debía caminar. Dio gracias a Dios que hubiese unos carteles en la entrada donde indicaban dónde se encontraba cada uno de los juzgados de 1ª instancia ya que los guardianes del edificio tenían cara de pocos amigos y estaban capacitados para usar esposas… y ninguno estaba lo suficiente bueno para que Nerea les dejase utilizarlas… Se dirigió a la planta en que supuso estaría su lugar de destino. Al llegar a la quinta, se dio cuenta de que allí no estaba “su lugar de destino” y decidió probar suerte en la planta inmediatamente inferior. En la cuarta planta se encontró con un cartel que ponía "1ª instancia 8-11"

-Bien - dijó la ingenua, aunque audaz, muchacha -ya casi he logrado mi objetivo ¿me dará tiempo a tomarme después un café? Seguro que sí... Jajajajajaj…. se oyó una risa a lo lejos… Al darse la vuelta vio una mujer que la mirada extrañamente mientras con una voz inquietante le decía:

-Yo llevo 3 días aquí, intentando encontrar la ventanilla para entregar el 347.
-Bueno… -le contesto Nerea – Debería ir a Hacienda, que es allí donde se entrega y… bueno debería ir en Marzo… antes no se lo cogerán…
-¿En serio?... entonces… ¿Por qué llevo 3 días aquí…?

Nerea decidió que era mejor alejarse de la extraña mujer. Había oído rumores de gente que se volvía loca en organismos públicos y le dio la sensación que esa mujer era un claro ejemplo de ello…

Y siguió su camino destino al Juzgado de 1ª Instancia nº 11 d. Sin embargo al llegar donde se suponía debía encontrarse, habían colocado un folio con un seis escrito a bolígrafo, encima del ya desaparecido 11 "Serán cutres -pensó la muchacha- Probare suerte, de todas formas". Al pasar a un segundo pasillo sí encontró una puerta que ponía 11. Entro y ¿qué se encontró? nada. Estaba todo vacío. Sólo había puertas que daban a unos cuartos también vacíos. Su primer pensamiento… su único pensamiento fue: "¿Podría ponerme aquí un pisito de 30 metros cuadrados? Ahora que está el Ikea en Zaragoza...". Pero decidió preguntar primero por “su lugar de destino” en la oficina que había al lado. Allí, un grupo de personas le indicaron que estaba en la otra parte del edificio. Durante un rato le intentaron explicar una y otra vez dónde estaba ese otro lado del edificio. Nuestra seductora muchacha seguía pensado en hacerse el pisito en el cuarto vacío (con su acostumbrada imaginación ya, incluso, lo había amueblado) y no hacía mucho caso a las explicaciones que le daban... Al final consiguieron indicarle donde se encontraba el lugar al que debía acudir y, ya no tan felizmente, se dirigió allí.

Al llegar (y pasar por demasiadas bodas con los consecuentes pensamientos negativos de algunos vestidos de novias e invitadas) Nerea se encontró con lo que se suponía que era el otro lado del edificio e imaginó que era allí donde debía estar el final de su camino... Entró, preguntó y le indicaron, no demasiado cortésmente, que sí era allí donde se encontraba el juzgado de 1ª instancia 11 d pero que no era allí donde debía dejar el papel, sino en el edificio viejo (que era de donde ella venía). También le explicaron que de ese edificio viejo mandarían el papel donde se encontraba ahora... "¿Por qué si vengo de A a B, me mandan otra vez a A para que el papel acabe, al final, en B? -pensó ella- ¿No sería más sencillo que lo dejara yo aquí que es donde debe acabar al final? y, sobre todo, ¿como puede alguien casarse con semejante traje? Seguro que la ha vestido la estilista de Super Modelo… ". Pero volvió al edificio viejo. No quiso discutir en un sitio donde a una hora alguien puede casarse y a la siguiente pueden juzgarte por asesinato múltiple... Y volvió a la planta donde estaba su futura casita de 30 metros y preguntó en otra oficina. Allí se encontró con la única funcionaria que debía ser nueva y que estaba más perdida que ella. Entre las dos dedujeron que era en la planta primera. También le contó que ya había pensado lo del piso de 30 metros pero que, desgraciadamente, no estaba muy bien visto…

- Ya se dice mucho que los funcionarios no trabajamos así que imaginate si alguien tiene un piso aquí…
- Pero ¿entonces sí trabajáis? ¿En realidad todo ha sido siempre una leyenda urbana…?

Silencio sepulcral acompañado de bola del oeste y carraspeo de la funcionaria…

Sin muchas esperanzas, Nerea probó en la primera planta y, para sorpresa suya, por fin consiguió entregar el papel. Cuando salió, le dio la sensación que había pasado muchísimo tiempo desde que entrara y que todo era diferente... Pero al instante se dio cuenta que no era así y que probablemente lo que sucedía era que siempre había tendido a exagerar... Evidentemente no le dio tiempo a tomarse ningún café…

Esa misma noche soñó con funcionarias-zombis vestidas con trajes de novias horteras en cuartos de 30 metros amueblados en Ikea que le decían una y otra vez "Únete a nosotras y el día de tu boda te vestirá Cristina Rodríguez…”