miércoles, 18 de julio de 2007

Cremas

Cuando una mujer de unos 50 años, dueña de una perfumeria, te tima es que el mundo se ha vuelto loco... y cuando tú te dejas timar por no crear una situación incomoda a una mujer mayor es que la que se ha vuelta loca eres tú...

Este finde, contenta por ir a las rebajas, me metí a comprar a una perfumeria que hay cerca de mi casa. Era cierto que las colonias estaban más baratas que en otros lados y se unía el hecho de ser un comercio propio, de estos pequeñitos que sacan lo mejor de ti y te hacen pensar "pues para que se lo lleve una multinacional mejor esta buena mujer". Pero cuando me vendió unas muestras como si fueran productos para la venta lo de buena mujer lo sustituí por un comentario un poquito menos tierno y más soez... Y así fue, me vendió unas muestras de las que regalan en esos comercios grandes (bonita ironía) y yo las compre... Pero ya no es que me dejara timar (porque eso es lo peor de todo, que lo vi venir, como a cámara lenta, y accedí...) sino que además yo, que solo quería comprarte una colonia, acabe llevándome la colonia, una pestaña de ojos con correcto porque mis ojeras empezaban a ser excesivamente visibles y un tratamiento para la cara porque la tenia muy apagada... vamos, que además de timarme la muy "z" me dejo bien claro que parecía todo menos bonita... Así que o me dejaba timar o la mujer no terminaba con su discurso de "tienes la piel muy apagagada y se nota que estas cansada y bla bla bla" y mi pobre ego iba bajando mas y mas y mas... así que entre que se resintiera mi bolsillo o mi seguridad preferí lo primero... ¿cual fue el resultado...? que mi seguridad no lo se pero mi orgullo pillo un cabreo...

Por que esa es otra, el mundo de las cremas, ya sean corporales, faciales o reductoras, son todo un mundo. Te encuentras en casa tranquilamente y decides que ya es horica de ir a comprar una crema anticelulitica. Crees, ingenua de ti, que va a ser una tarea fácil. Así que te pones lo primero que pillas por casa porque en cinco minutos volverás a sentarse en el sofa, eso si con tu crema bien puesta y creyendo que así la mitad del problema esta solucionado. Te diriges feliz a tu supermercado habitual. Vas directa a la sección de perfumeria. Y ya empiezas a no saber muy bien que hacer. Hay que explicar que, antes, había diferentes marcas de cremas anticeluliticas pero, más o menos, eran todas similares. Sin embargo, ahora, te encuentras con una estantería llena de diferentes cremas. Ya no de diferentes marcas, sino de diferentes tratamientos de una misma marca. La primera reacción es pedir ayuda a una simpática dependienta pero piensas "soy una mujer autosuficiente ¡como no voy a ser capaz de saber que crema necesito!". Así que empiezas a coger bote por bote para saber de que son. Te encuentras con cremas para la primeras celulitis "¿será para las mañanas?". Crema reductora "está me ira bien seguro", crema anticelutitis que ya esta incrustada, crema para la retención de líquidos, crema fría, crema caliente, crema de choque que combina la crema fría con la caliente, aceites anticelulitico, aceite para la retención de liquidos... ¡Dios, pero si las necesito todas!. Así que dejando al ladico tu autosuficiencia, decides pedir auxilio a la dependienta y le sueltas el rollo "Hola buenas. Verá necesito una crema que... bueno no lo tengo claro... es para la celulitis pero claro también estoy haciendo dieta y tampoco quiero que se quede fofa..." Y ahí, justico ahí, es donde cometes el mayor error que puedes cometer cuando vas a comprar algo similar: la inseguridad de no saber que necesitas. Acabas llegando a casa con una bolsa que contiene: gel para la retención de liquidos, crema anticelutica, aceite reafirmante, otro gel para darte una vez a la semana para cuidar la piel, crema rejuvecimiento (como es posible... ¡pero si ya aparento 25!), body milk... Y miras la bolsa y te miras al espejo y te preguntas como ha sido posible que fueras a por una simple crema anticelulitica y después de preguntar a la dependienta has acabado con tantas cremas que vas a tener que ir al Ikea a comprarte un armario solo para ellas... Y entonces te das cuenta de lo que realmente pasa: ¡esta dependienta es hija de la cincuentona timadora y han hecho el agosto contigo!

Nos vemos por aquí.

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